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Está página constituye un homenaje a Luis Santaló, insigne matemático y educador matemático que dejo su impronta en el mundo Iberoamericano. Fue uno de los principales impulsadores del CIAEM

Luis Antonio Santaló Sors nació en Gerona, España, el 9 de octubre de 1911 y falleció en Buenos Aires (Argentina) el 23 de noviembre del 2001.

Fue directivo del CIAEM desde 1966 (cuando se celebró la II CIAEM, en Lima) y su presidente entre 1972 y 1979.

Un bello obituario de Santaló lo hizo el diario El Mundo (España, 24 noviembre del 2001), del que citamos algunos párrafos.

Santaló era un matemático excepcional. Entre otros méritos, fue el pionero de la geometría integral, una compleja área de las matemáticas que conjuga la geometría más clásica con el moderno cálculo diferencial. La unión de estos dos campos, en principio tan separados, dio lugar a una revolución importante en esas disciplinas y en otras como el cálculo de probabilidades. Las investigaciones de Santaló fueron muy teóricas, pero como casi siempre, luego han tenido importantes aplicaciones en ingeniería, en ciencias y hasta en medicina.

Por todo ello en 1983 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica, en 1996 la Encomienda de Alfonso X el Sabio y la Generalitat de Cataluña le concedió en 1984 la medalla Narcís Monturiol a la Ciencia y la Creu de Sant Jordi en 1994.

Nacido en Girona, se licenció en Madrid en 1934 y se doctoró en 1936. Después se fue a conocer mundo: colaboró en universidades de Alemania, Francia y Estados Unidos, hasta que en 1939 recaló en Argentina donde daba clases Julio Rey Pastor, el matemático español más prestigioso del siglo XX.

Rey Pastor volvió a su cátedra en España, pero Santaló quiso quedarse en Argentina a pesar de que se le hicieron numerosas ofertas para que regresara. «En Argentina he hecho mi vida y ya no puedo irme», contestaba a las reiteradas peticiones, sobre todo de universidades catalanas. Y era cierto: en Buenos Aires se casó y allí vivían sus hijas y sus nietos. También fundó allí una importante escuela de matemáticas y escribió el más famoso de sus 25 libros: Geometría integral y probabilidades geométricas, un clásico por el que estudian alumnos de ciencias e ingeniería de todo el mundo.

Una de sus obsesiones fue cómo paliar la generalizada dificultad para comprender las matemáticas. Para conseguirlo comenzó una línea de investigación que ha supuesto una renovación pedagógica en el campo de la educación en matemáticas y de la que también escribió numerosos libros.

En Argentina llegó a ser presidente de la Academia de Ciencias y su trabajo en la geometría integral fue reconocido en todo el mundo: era miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York, de la Royal Statistical Society del Reino Unido o de la Sociedad Internacional de Estereología, entre otras instituciones.

Los que lo trataron, tras elogiar su brillante actividad investigadora en un área tan dura y poco agradecida, lo describen como «encantador,

muy sencillo y que conquistaba con su extrema amabilidad». Los que no le conocieron pero han tenido que enfrentarse con la experiencia de intentar comprender las matemáticas siempre le agradecerán su esfuerzo por hacerlas algo más fáciles.

Santaló señaló:

Cuando se habla de los recursos de un país hay uno, por lo general escaso, que no es costumbre mencionar: los talentos matemáticos. Todo niño capta lo esencial de nuestra ciencia, pero solo algunos, naturalmente dotados, llegarán a destacarse o intentar una labor creativa. Sabemos que se manifiestan a muy temprana edad y si no se los educa se malogran luego; es deber de la escuela descubrirlos y guiarlos; es obligación de la sociedad el ofrecerles oportunidad para su desarrollo. El resto de los ciudadanos, sin esa capacidad o esa vocación especiales, debe, sin embargo, aprender toda la matemática necesaria para entender el mundo que vivimos. Desconocer el lenguaje a que aspiran las ciencias y usan las técnicas es encerrarse en una manera de analfabetismo que un país civilizado no puede tolerar. Aquí el precio de la incuria es la dependencia, la pérdida de la soberanía.

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